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23/01/2020

Es urgente restaurar el flujo de los sedimentos en el Delta del Ebro, alertan los investigadores del IRTA

El Delta del Ebro desde el aire

· Esto requeriría un cambio en la gestión de los pantanos de Riba-Roja y Mequinenza, que retienen el 95% de los sedimentos fluviales, una solución que se reclama desde hace años

· Hasta que no baje el nivel del mar no se podrán evaluar los daños que el temporal Gloria ha provocado en el Delta, por lo que piden prudencia a la hora de hacerlo

· Se ha iniciado el trabajo de campo para estimar cómo ha afectado a los viveros de marisco y las poblaciones de nacras, una especie de bivalvo endémica del Mediterráneo en riesgo crítico de extinción

· Para minimizar los efectos de la salinidad del suelo en los cultivos de arroz habrá que lavar bien los campos con agua dulce del río

Los investigadores del IRTA dicen que es pronto para evaluar los daños que ha provocado el temporal Gloria en el Delta del Ebro, y piden ser prudentes a la hora de hacerlo y «no caer en el catastrofismo». «Hay que esperar que baje el nivel del mar para observar cuál es la nueva línea de costa y analizar los procesos que la han modificado», afirma Nuno Caiola, investigador del programa de Aguas Marinas y Continentales del IRTA. «Lo que sí podemos asegurar es que las partes de la costa más dañadas serán las que estaban protegidas con escolleras; en cambio, las semi-naturales probablemente habrán sufrido menos daños y serán más fáciles de recuperar», añade.

Para minimizar los efectos de los temporales en la costa, «la playa debe ser resiliente, con suficiente anchura y estar en buenas condiciones ecológicas», y para eso «se diseñarán actuaciones para restaurar las playas más debilitadas» -la de la marquesa y la de la Isla de Buda-, ya sea «aportando arena, recuperando humedales y dunas, o haciendo una combinación de ambas actuaciones». Sin embargo, comenta el investigador del IRTA, «no basta con estas intervenciones, porque la subida del nivel del mar por el cambio climático y la subsidencia requieren medidas en la cuenca del Ebro, y éstas implican un cambio en la gestión de los embalses».

«Fenómenos como el Gloria», alerta Caiola, «evidencian que hay que implantar soluciones que hace años que pedimos, como es la recuperación de sedimentos fluviales». Los sedimentos que podrían alimentar el Delta y, por tanto, evitar su recesión -que es de más de 10 metros anuales en la isla de Buda-, no llegan porque quedan retenidos en pantanos como el de Riba-Roja y el de Mequinenza. Antes de que estos se construyeran, al Delta llegaban 20 millones de toneladas de sedimentos al año; ahora, sólo llegan 90.000 toneladas. Por ello, una de las soluciones que proponen es movilizar los materiales retenidos en los pantanos. «Cuanto menos sedimentos hay, más erosión; cuanto más sedimentos acumulados haya en la desembocadura, en cambio, estos se redistribuirán cuando haya hidrodinamismos fuertes como el de estos días y se minimizará la erosión», apunta Caiola.

En cuanto a los costes de restaurar el flujo de sedimentos en el Delta, afirma: «según nuestros números preliminares, no sería caro, sobre todo si se contrasta con los costes no sólo ecológicos sino también económicos de no hacerlo, y que son los asociados a problemas como la mosca negra, el crecimiento de algas para la central nuclear, o los relacionados con el turismo y la navegación».

La movilización de los sedimentos del río Ebro es una de las soluciones que propusieron los investigadores del IRTA de Sant Carles de la Ràpita dentro del proyecto Life Ebro Admiclim, y que se recogen en el documento Climate Actions for the Ebro Delta. El proyecto concluyó que se necesitarían al menos 1,2 millones de toneladas anuales de sedimentos para que el Delta deje de retroceder.

Algunas de los destrozos en los viveros de la Bahía de los Alfaques después del Gloria

Efectos sobre el marisco

El IRTA tiene el encargo de la dirección general de Pesca de la Generalitat de llevar a cabo los análisis del agua para evaluar la presencia de toxinas, contaminación microbiológica y química. Los resultados de estos análisis revelarán cuáles han sido los efectos del temporal en el medio marino. Además, el IRTA también está llevando a cabo trabajos de campo para estudiar el impacto en los viveros de ostras y mejillones, que han quedado muy dañados, así como en las poblaciones de nacras, una especie de bivalvo endémica del Mediterráneo en riesgo crítico de extinción y que podría haber quedado muy afectada.

Los daños sobre el cultivo del arroz

El temporal ha destruido toda la infraestructura de riego y drenajes de las fincas más cercanas al mar. «La arena ha invadido las fincas, los canales de riego están dañados, y habrá mucho trabajo por hacer para recuperar estas infraestructuras», afirma Mar Català, investigadora del arroz de la Estación Experimental del Ebro, del IRTA. La investigadora explica que «habrá que limpiar bien los campos con agua dulce del río» para minimizar los efectos de la salinización provocada por el agua del mar sobre los cultivos.