Las nacras encontradas en Portlligat y las islas Medas son de la especie ‘Pinna nobilis’, pero están infectadas con el parásito amenazador

COMPARTE

Es un hallazgo «agridulce» porque, aunque se trate de un indicio de que la especie se reproduce, saber que el parásito está presente en individuos juveniles reduce la esperanza de que la población de nacras de la Costa Brava se recupere a corto plazo

Se trata de siete individuos recogidos por varios colectores de larvas instalados en estas zonas para estudiar este molusco gigante endémico del Mediterráneo y en peligro crítico de extinción

A finales de octubre la asociación SUBMON confirmó el hallazgo de siete ejemplares juveniles de nacra (Pinna nobilis) dentro de los ámbitos de los Parques Naturales de Cap de Creus y de las Islas Medas. Las encontraron en los colectores de larvas que se habían instalado en esta zona con el objetivo de recoger aquéllas que se habrían podido reproducir, bajo la coordinación de Forestal Catalana y el Servicio de Fauna y Flora del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural de la Generalitat de Cataluña. Los individuos juveniles se trasladaron al centro de la Rápita del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), donde se han mantenido en acuarios con condiciones controladas para que pudieran crecer y, después, tomar muestras. Los análisis del ADN realizados por el Laboratorio de Investigaciones Marinas y Acuicultura (LIMIA) del Instituto de Investigación y Formación Agroalimentaria y Pesquera de las Islas Baleares (LIMIA-IRFAP, Gobierno de las Islas Baleares) confirman que los juveniles son de la especie Pinna nobilis, pero también que todos están infectados por el protozoo Haplosporidium pinnae, el parásito responsable de que la especie esté al límite de la extinción. Identificar la especie era necesario porque los juveniles también podían corresponder a otra especie de nacra que se le parece, Pinna rudis, pero que no sufre ninguna amenaza por el parásito.

El hallazgo era esperanzador, ya que podía sugerir que la especie se reprodujera con éxito en esta zona. Sin embargo, los resultados ponen de manifiesto que el parásito sigue presente en el medio y que los juveniles no son resistentes. «Por un lado, es buena noticia saber que las nacras todavía se están reproduciendo, pero las perspectivas de la especie no son muy buenas porque ya hemos visto que los juveniles pueden infectarse y morir», lamenta Patrícia Prado, investigadora del programa de Aguas marinas y continentales del IRTA. Por otro lado, también añade que no es habitual encontrar a individuos juveniles infectados y esto pone aún más de manifiesto la extrema fragilidad de la especie. De hecho, dos de las siete nacras albergadas en los acuarios del IRTA ya han muerto y las otras siguen en condiciones controladas de baja salinidad y temperatura para conseguir que sobrevivan, aunque la investigadora explica que «una vez el parásito infecta a individuos tan pequeños, las probabilidades de sobrevivir son muy bajas». De hecho, un octavo juvenil ya murió durante el transporte desde el mar hasta el centro del IRTA.

Por ahora, los científicos desconocen de dónde provienen estas larvas. Una de las hipótesis es que podrían ser hijas de la decena de nacras localizadas hace pocos meses por un grupo de submarinistas voluntarios en el Cap de Creus y las islas Medas, aparentemente resistentes al parásito. Por otra parte, tampoco descartan que puedan venir de las lagunas costeras de Francia, donde la especie sobrevive porque las condiciones ambientales son poco idóneas para el parásito.

La solución podría ser encontrar zonas libres del parásito

Uno de los objetivos de los científicos y las administraciones es conseguir reproducir la especie en cautividad para reintroducirla, aunque el problema persistiría porque el parásito sigue circulando por el mar. Por eso, otra de las soluciones es encontrar zonas libres del parásito. Éste es, junto con la instalación de los colectores de larvas, uno de los objetivos del proyecto europeo LIFE Pinnarca, liderado por la Universidad Católica de Valencia con la participación del IRTA. Por ahora, en la costa mediterránea española sólo queda la bahía del Fangar, en el delta del Ebro, como lugar seguro para las nacras, pero Prado advierte que «si sólo queda un reducto de poblaciones aisladas habrá mucha consanguinidad, algo que las haría más vulnerables frente a otras infecciones o perturbaciones del medio y pondría aún más en peligro la supervivencia de la especie».

PUBLICADO EL

11/11/2022

Suscríbete a la Newsletter IRTA

La actualidad de nuestra investigación y las próximas jornadas y cursos, directamente en tu e-mail

This site is registered on wpml.org as a development site. Switch to a production site key to remove this banner.