“El IRTA tiene una especie de alma, porque los profesionales disfrutan de lo que hacen”

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Montserrat Satorra, directora de Persones de l'IRTA, s'ha jubilat el juliol del 2025
Montserrat Satorra ha sido directora de Personas del IRTA durante más de quince años. Fuente: CC by 3.0


La directora de Personas del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias), Montserrat Satorra, dice adiós a la organización después de prácticamente dieciséis años de trabajo intenso, durante los cuales hemos vivido la crisis económico-financiera de finales de la década de 2000 y la pandemia de la COVID-19.

Aprovechamos la ocasión para compartir con ella cómo han sido estos años y cómo vislumbra el IRTA del futuro, en una entrevista llevada a cabo hace un par de días. Hoy se jubila y también aprovechamos para desearle todo lo mejor.


Faltan dos días para que termine tu trabajo en el IRTA y estás recorriendo todos los centros y fincas de la organización.

Sí. En junio, durante el acto de celebración de los cuarenta años del IRTA, el director general, Josep Usall, me hizo un reconocimiento y anunció por sorpresa que me jubilaba. Lo viví como un regalo, porque me permitió en ese momento saludar a muchas personas y despedirme. Ahora estoy recorriendo todos los centros para presentar al profesional que me releva, Xavier Vives, y aprovecho también para despedirme. Estoy satisfecha del traspaso que estamos haciendo. ¡Incluso hemos probado las nuevas variedades de manzanas adaptadas al cambio climático que ahora se están empezando a cosechar en Lleida!

¿Qué sensación tienes, a dos días de finalizar?

La sensación de intentar dejarlo todo lo más ordenado posible, y bastante emoción, porque han sido casi dieciséis años. También tengo la tranquilidad de que hemos trabajado mucho en equipo, y de que las personas de mi equipo conocen muy bien todos los temas que tenemos entre manos. Siempre he querido hacerles partícipes de los objetivos del IRTA y del equipo, y trasladarles nuestra vocación de servicio.

Es importante.

Estoy contenta porque muchos compañeros y compañeras con quienes hablo estos últimos días reconocen esa manera de hacer: ¡estar y dar respuesta!

¿Qué te llevas del IRTA, en pocas palabras?

Primero, creo que el IRTA tiene una especie de alma, porque a la gente que trabaja aquí le gusta lo que hace: lo disfruta. Pienso que esto une y ayuda a mirar siempre adelante… y siempre a mejor. También, el trabajo de las personas que investigan está rodeado de una especie de racionalidad, de la voluntad de querer entenderlo todo, incluso aspectos complicados del funcionamiento de recursos humanos. En cierto modo, aplican el método científico a todo, y te hacen sentir en un aprendizaje permanente. Asimismo, el equipo de Personas somos el equipo menos científico de la organización, y este punto de encuentro ha sido genial. Y, en tercer lugar, la diversidad de perfiles del IRTA, quienes investigan y quienes no, ha hecho siempre interesante nuestro trabajo.

Tú venías de dieciocho años en el sector sanitario catalán, una parte de ellos como jefa de Recursos Humanos del CatSalut. ¿Cómo fue el salto al IRTA?

Llamaron a mi puerta en un momento en el que tenía ganas de mirar hacia otros sitios. El CatSalut, como el IRTA, contaba con un convenio propio y con más de medio millar de personas. Asimismo, tenía una dinámica de mucha participación de la representación de los trabajadores en las relaciones laborales. Pero estaba muy influido por los cambios políticos, y eso desgasta bastante. En el IRTA no es así: en cuarenta años ha tenido tres directores generales. Tiene vida y recorrido propio. Aporta su conocimiento científico al Departamento de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del gobierno catalán, pero este conocimiento se preserva de la política y de sus caminos volubles.

Nada más llegar al IRTA, en 2009, viviste las derivadas de la crisis económico-financiera de 2008.

Los recortes acabaron afectando al sector público, lo que supuso reducciones salariales y pérdidas de prestaciones. Las reducciones salariales iban más allá del IRTA y las abordamos con los representantes de los trabajadores: vimos cómo las teníamos que aplicar aquí, jugando con la circunstancia de que parte de la financiación de nuestra organización es privada. Fue duro, porque se cerraron líneas de investigación para hacer sostenible el recorte tan importante que tuvimos de los ingresos públicos. Esto supuso tener que realizar despidos. Acompañamos a las personas despedidas y a sus responsables, tratando de explicar muy bien qué estaba pasando y procurando ponernos en su lugar.

Al cabo de once años, llegó la pandemia.

Sí, pero fue muy distinto. Estuvimos muy expectantes de cómo podía afectar al IRTA. En aquellos tiempos tan especiales y llenos de incertidumbres, muchos de nosotros hicimos grandes esfuerzos para mantener un cierto control y seguimiento de la actividad, que, por las características del IRTA, en muchos casos debía seguir siendo presencial, ya que debían cuidarse animales y cultivos, o realizar experimentos in situ. ¡Firmé un montón de certificados para que la gente pudiese circular y lleva a cabo esos trabajos! Fue una época bastante provechosa, y considero que el IRTA no resultó especialmente perjudicado.

¿Supuso un impulso al teletrabajo?

Nos condujo a hacer una reflexión sobre el teletrabajo que, en ese momento, extendimos. Vimos que se puede trabajar desde casa, pero el IRTA es eminentemente presencial, y siempre hemos diferenciado los tiempos de pandemia, y las necesidades sobrevenidas en ese momento, del resto.  La actual modalidad de teletrabajo quizás sea más satisfactoria para unos y menos para otros, pero considero que hemos encontrado un equilibrio bastante positivo.

En casi dieciséis años, la organización ha crecido muchísimo.

Sí, prácticamente hemos doblado el número de profesionales.

¿Qué ha comportado este crecimiento para el equipo que lideras?

También ha crecido, para dar respuesta a las necesidades que supone tener a muchas más personas en la organización. Y, sobre todo, estamos trabajando mucho en red: con los profesionales que actúan como enlace entre el equipo de Personas y las tres áreas de investigación del IRTA; con los referentes de los servicios corporativos de los centros; con los responsables de todos los centros, y con la dirección científica. En total, en el equipo somos dieciséis y, si les sumamos las personas que hacen de enlace, entonces somos dieciocho.

El equipo de la dirección de Personas, durante el acto interno de los cuarenta años de la organización, el pasado mes de junio. Fuente: IRTA. CC by 3.0

¿Cuáles son los principales hitos que habéis alcanzado, en todos estos años?

Hemos puesto en orden, digitalizado, y hecho más eficientes los procesos de gestión, que son complejos y deben cumplir con la normativa. Hemos reforzado el ámbito de desarrollo y de selección de personas, incorporando nuevas aplicaciones. Y hemos puesto a las personas en el centro, con un acompañamiento y una acogida que se alargan en el tiempo. También hemos trabajado para acompañar a los responsables de equipos, especialmente en momentos complicados. Hemos reforzado nuestra coordinación con el equipo de Coordinación científica, así como el trabajo de Prevención de Riesgos Laborales. Hemos trabajado en cuestiones de igualdad y género, y hemos ofrecido apoyo psicológico cuando se ha necesitado. Hemos incorporado aspectos de conciliación al convenio propio del IRTA y hemos desplegado la carrera profesional para el personal técnico.

¿Lo que piden y necesitan los profesionales ha cambiado?

Sí. Las expectativas que tienen las nuevas generaciones han cambiado. Antes, se buscaba estabilidad: entrar en una empresa y arraigarte, y, en todo caso, evolucionar dentro de la empresa. Ahora esto no es tan importante. Hay contratos indefinidos en muchas organizaciones, la gente se mueve, y los esquemas mentales son más abiertos, en paralelo a la digitalización en todo el mundo. Hoy es importante encontrar un confort diferente a la estabilidad, más relacionado con las condiciones, la flexibilidad, el equipo, la proximidad...

Y encontrar sentido a lo que haces...

Sí: que puedas apostar por el proyecto, por el propósito de la institución; es decir, que puedas identificarte con para qué y para quién trabajamos. Esto tiene mucho peso.

Hoy, en el IRTA, las mujeres son mayoría. ¿Qué ha cambiado?

Tradicionalmente, la mujer ha sido la que concilia el trabajo con los cuidados, aunque cada vez vemos a más hombres hacerlo. Quizás, el hecho de ser cada vez más proporción de mujeres, haya comportado que vivamos con mucha naturalidad las medidas que hemos ido implantando en aspectos de conciliación o de igualdad.

También, habéis promovido las formaciones en liderazgo consciente entre los responsables de los equipos.

Ayudan a conocerse, a conocer el propio estilo de liderazgo y las propias potencialidades, y a poder ser mejores en lo que hacemos. Ya son cuatro ediciones de estas formaciones y, poco a poco, se irán desarrollando para todas las personas que lideran equipos. Queremos que tengan recursos y capacitarlas para ser mejores líderes. Liderar comporta desarrollar una escucha activa, y tener empatía para entender qué necesita el otro para crecer.

¿Cuáles son los retos más candentes que tiene tu sucesor?

Conocer y entender las necesidades del equipo de Personas y de la organización, desarrollar los proyectos actuales y aportar nuevos proyectos. En los ámbitos de la digitalización y el acompañamiento a las personas hay mucho trabajo por delante. También, hay que trabajar para anticipar conflictos. Queda mucho recorrido y es muy motivante.

¿Cuál es, para ti, el salario emocional del IRTA, lo que no se paga con dinero y hace que alguien quiera trabajar aquí o decida quedarse?

Que el IRTA es un gran grupo de personas que procura cuidar a las demás personas con un objetivo común que, al final, es mejorar la sociedad.

El equipo de la Dirección de Personas, con Montse Satorra en el centro, así como su sucesor, Xavier Vives, con camisa blanca. Fuente: IRTA. CC by 3.0

Actualmente, el IRTA afronta, junto con el sector agroalimentario, las administraciones y la sociedad, grandes retos que son globales y que son locales. El cambio climático, la degradación de los ecosistemas, la digitalización o las tensiones geopolíticas, que afectan a la soberanía alimentaria y a la estabilidad de los productores y productoras. ¿Cómo repercute esto en la política de Personas de la organización?

Seguramente, puede fortalecer la cohesión de los profesionales, porque estos retos pueden trastocar el futuro de todos.

¿Cómo te gusta imaginarte el IRTA dentro de diez años?

Fuerte, potente, con resiliencia, siempre intentando mejorar, y considerando los errores como oportunidades, que es como los ve la mirada científica. Me gustaría que la gente del IRTA trabaje en red, con mucha comunicación, con la conciencia de cuál es nuestro propósito, con alegría, y que nunca deje de hacerlo con humor.

¡Humor!

Sí, en el equipo de Persones lo hemos promovido mucho. Hace que la comunicación circule mejor y estemos más alineados.

¿Te viene a la cabeza algún momento especial?

Muchos momentos de reuniones de equipo afrontando nuevos retos. Momentos distendidos, también con compañeros y compañeras de otros equipos. Momentos con personas, complicidades con compañeros de comedor, y siempre en esta torre, el edificio de Torre Marimon, como telón de fondo.

¿Y cómo encaras esta nueva etapa?

Toca jubilarme y aprovecharlo. Me voy contenta, y eso para mí es importante. He disfrutado y he sufrido, pero ha sido una etapa profesional muy provechosa, muy enriquecedora. Ahora tendré más tiempo, que podré pasar con mi familia y con mi nieto, y ya me he apuntado a un curso de la Universidad de Barcelona para personas jubiladas. Estoy entrando en una dimensión desconocida. Llevo 42 años trabajando sin cesar, especialmente, los últimos 22, que he sido jefa de Recursos Humanos, o directora de Personas, en el CatSalut y aquí. Haré muchas cosas nuevas y sin prisas. Y lo haré con humor: siempre he vivido así. ¡Ya os contaré!

¿Te gustaría decir algo más?

Antes de terminar la entrevista, quiero aprovechar para agradecer la confianza de mis jefes en todo momento, dar la gracias a mi equipo por su dedicación, esfuerzo y compañerismo, y también agradecer a todas las personas del IRTA haber compartido, con mayor o menor intensidad, estos tiempos.

Muchas gracias a ti, y nuestros mejores deseos.

PUBLICADO EL

31/07/2025

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