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28/05/2021

Virginia Aragón: «Hay que evaluar el equilibrio entre el coste y el beneficio biológico de los tratamientos, y utilizar los antimicrobianos sólo cuando son necesarios»

· Hablamos con la coordinadora de la Iniciativa científica estratégica del IRTA «Reducción de antimicrobianos en la producción animal» para el período 2020-2023

· La resistencia a las sustancias que inhiben el crecimiento de microorganismos como bacterias, hongos o protozoos es una de las principales amenazas para la salud mundial

Uno de los retos del IRTA para los próximos años es reducir el uso de antimicrobianos, como los antibióticos, en la producción animal.

Y es que, según la OMS, la resistencia a los antibióticos es una de las principales amenazas para la salud mundial, la seguridad alimentaria y el desarrollo, entre otras causas porque puede dificultar el tratamiento de enfermedades tan frecuentes como la neumonía, la tuberculosis o la sepsis.

Se considera que una de las causas de la aparición de superbacterias resistentes a los antimicrobianos es el uso excesivo de estos tratamientos en la producción animal. De hecho, ya se ha podido demostrar que estas resistencias pueden pasar de los animales a los humanos a través de su consumo (aquí tenéis un ejemplo).

La «Reducción del uso de antimicrobianos en producción animal» es una de las Iniciativas científicas estratégicas presentes en nuestro Plan Estratégico 2020-2023, y está coordinada por la investigadora del programa de Sanidad animal Virginia Aragón. Aragón tiene una amplia experiencia en diferentes aspectos de la patogénesis bacteriana, y desde 2003 desarrolla su actividad dentro de la línea de investigación de infecciones bacterianas respiratorias en el IRTA-CReSA.

Desde la Iniciativa que coordina se trabaja de forma intensiva en nuevas estrategias para eliminar prácticas inadecuadas y reducir el riesgo de aparición de enfermedades zoonóticas (como la COVID-19), así como para ofrecer herramientas de diagnóstico y estrategias alternativas de manejo y tratamiento como nuevas vacunas o el desarrollo y la validación de métodos rápidos de detección.

Dejemos que nos lo explique la investigadora:

Buenos días Virginia. Se dice que la resistencia antimicrobiana es un gran problema. Como se lo explicarías a alguien que no tuviera nada que ver con la ciencia?

La resistencia a los antimicrobianos surge de la capacidad de los microorganismos para adaptarse y hacerse resistentes a los tratamientos que existen contra ellos. Esta resistencia se selecciona en presencia de antimicrobianos, porque las bacterias que consiguen adaptarse (es decir, las que resisten) son las únicas que sobreviven y, en una segunda ronda de tratamiento, se convierten en resistentes, por lo que el tratamiento pasa a ser ineficaz. Es un hecho que puede aplicarse a todos los microorganismos (virus, bacterias, hongos…), pero que normalmente asociamos más a las bacterias.

Los antimicrobianos han permitido tratar infecciones que antes eran letales y que han salvado la vida a millones de personas. Además, son esenciales en los procesos quirúrgicos que exponen el interior del cuerpo (estéril) al medio ambiente (no estéril). Si las bacterias que llegan a infectar nuestro cuerpo, sea por patógenos o porque acceden durante una operación, son resistentes a los antimicrobianos, no dispondremos de tratamientos y nuestra vida estaría en peligro por una infección que, de otro modo, se habría resuelto con antimicrobianos. En la actualidad hay cepas multirresistentes, de difícil tratamiento. Esto es especialmente preocupante en individuos inmunocomprometidos, en los que el sistema inmune no puede luchar contra los microbios de forma eficiente.

Cuanto más antimicrobianos se utilizan, más se seleccionan los microorganismos resistentes, y si no se hace nada al respecto se espera que en 2050 haya más muertes debido a la resistencia a los antimicrobianos que por cáncer. Por ello, se deben utilizar de forma responsable ante infecciones diagnosticadas, y si es posible con un espectro de acción reducido. Esto último es importante para el efecto secundario que tienen los antimicrobianos en la microbiota beneficiosa de los animales.

¿Cuál crees que es la principal causa de esta problemática?

Uno de los orígenes del problema es que los antibióticos han funcionado tan bien para controlar las enfermedades bacterianas, que nos hemos olvidado de desarrollar nuevas herramientas de control. Hemos dejado al sector ganadero con pocas alternativas efectivas. Se han utilizado mucho por su efectividad, y en ocasiones han sustituido una buena gestión sanitaria. Creo que es demasiado fácil ahora decir que ha habido malas prácticas (tanto en medicina veterinaria como en humana), pero creo que también ha habido desconocimiento de los efectos perjudiciales de los antibióticos, que no sólo son la aparición de resistencias, sino también el efecto negativo sobre la microbiota, el ecosistema de bacterias beneficiosas que colonizan a los animales.

Como ya se sabe, la microbiota juega un papel relevante en la salud animal, y su disrupción por el uso de antimicrobianos puede producir disbacteriosis y aumentar la susceptibilidad de los animales a las infecciones. En definitiva, es necesario evaluar el equilibrio entre el coste y el beneficio biológico de los tratamientos, y utilizar los antimicrobianos sólo cuando son necesarios.

¿Cuál crees que sería el peso de la producción animal en la problemática de la resistencia antibiótica?

Es una pregunta conflictiva. Creo que cada uno debe asumir su responsabilidad en este problema, y sobre todo hacer lo posible para que no continúe en aumento. Yo creo que ha habido abuso de antimicrobianos en medicina humana y veterinaria. Hay que decir que en los últimos años se ha hecho un esfuerzo en ganadería y que se ha reducido significativamente el uso.

XIV congreso de producción porcina, imagen de archivo (IRTA, 2018)

En relación con la Iniciativa científica estratégica del IRTA, ¿En qué actividades trabajáis ahora mismo?

Lo primero que estamos haciendo es un documento que recoja la misión de la Iniciativa y sus objetivos globales. Sin embargo, ya empezamos a ver los primeros frutos del trabajo. El intercambio de información entre los investigadores interesados en la temática ha facilitado la elaboración de solicitudes de proyectos con la participación de varios programas, que pueden aportar soluciones diferentes para facilitar la reducción del uso de antimicrobianos.

Destacamos la solicitud de un proyecto de la convocatoria de líneas estratégicas de la Agencia Estatal de Investigación (AEI), en el que participarán investigadores de cuatro líneas de investigación pertenecientes a tres programas del IRTA: Sanidad animal, Producción de rumiantes y Genética y mejora animal. Este proyecto trataría sobre la mejora de las vacunas veterinarias, y se estudiarían varias estrategias de presentación de estos fármacos al sistema inmune, incluyendo, además, aspectos de inmunogenética.

¿Cuál es el estado del grupo de trabajo de esta Iniciativa?

A día de hoy hemos constituido el equipo de trabajo, formado por un representante de cada centro del IRTA con actividades relacionadas con la reducción de antimicrobianos en producción animal. Son los centros de Monells, Mas Bové, Torre Marimon, San Carlos de la Rápita y el IRTA-CReSA. Cabe destacar que Anna Arís, del programa de Producción de rumiantes, me está dando mucho apoyo en la coordinación.

¿En qué consiste tu labor como coordinadora?

Mi idea es hacer de vínculo entre los investigadores que actualmente trabajan en diversos programas, y propiciar la colaboración entre ellos. En el IRTA podemos aportar soluciones a la problemática del uso excesivo de antimicrobianos desde ámbitos muy diferentes, aportando una visión global de la producción, que seguro que resultará en soluciones realistas y sostenibles para los productores.

¿Cuáles son los resultados que esperáis para 2023, cuando se termine el actual Plan Estratégico del IRTA?

Todavía estamos trabajando en los objetivos específicos, pero sí esperamos poder optimizar la conexión entre los miembros de los diferentes programas del IRTA que pueden aportar su visión dentro del tema de la reducción de antimicrobianos. Estaremos más interrelacionados, y esta colaboración interna se realizará de forma más natural. Por supuesto que esperamos que haya varios proyectos en marcha que cuenten con la participación de investigadores de programas diferentes, y que estos proyectos supongan un salto cualitativo en la investigación del IRTA.

Ya para terminar, dentro de tu ámbito, como imaginas el mundo en 2030?

No creo que sea muy diferente del cómo es ahora (tal vez te lo digo por falta de imaginación), pero sí espero que sea más respetuoso con el medio ambiente y más comprometido con la sostenibilidad de cara a las generaciones futuras.