Raquel Quintanilla: «La base de datos BDporc es el embrión de una herramienta digital que contribuirá a la sostenibilidad del sector porcino»
Doctora en veterinaria por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), Raquel Quintanilla hace más de 25 años que trabaja en el ámbito de la genética animal. Hace dieciocho que está en el IRTA, ocho como investigadora y diez como jefa del programa Genética y mejora animal. De entre los proyectos que tiene en marcha el programa, uno con el que se ve «particularmente entusiasmada» es la transformación digital del BDporc que, tal y como explica, «cada vez incorporará más información para monitorizar adecuadamente la producción, salud y sostenibilidad de los sistemas de producción porcina». Sobre su futuro en el IRTA, afirma que espera «de aquí a un tiempo poder aparcar un poco las actividades más administrativas y de gestión del programa» y dedicarse «más a la ciencia y a la transferencia del conocimiento». Más allá de su actividad en el Instituto, se define a si misma como «una persona de muchas inquietudes». Ha hecho cursos de animación, le gusta viajar, leer y escribir, y el teatro, que ha disfrutado tanto como espectadora, como encima del escenario. También le gusta el mar y navegar; es patrona de yate y siempre que puede coge «un velerito».
¿Qué hace el programa de Genética y mejora animal?
Investigamos en los ámbitos de la genética, la genómica, el microbioma y los sistemas de información, y nuestra investigación se enfoca, sobretodo, en buscar cómo mejorar las poblaciones animales para adaptarlas a los nuevos requerimientos y a los nuevos escenarios, buscando siempre la eficiencia productiva, el bienestar y la salud animal, y la sostenibilidad de los sistemas de producción.
¿Y cuáles serían vuestras líneas de investigación principales?
Una línea está orientada a mejorar la eficiencia en la utilización de los recursos alimentarios, o sea, a mejorar la eficiencia alimentaria de poblaciones de porcino y de conejos a través de la genética mediante programas de selección. Otra línea la tenemos muy orientada al tema de la robustez y resiliencia en porcino; identificamos marcadores o genes que estén funcionalmente relacionados con la inmunocompetencia de los animales. Lo que queremos es aplicar esquemas de selección genómica para obtener animales más robustos. Después tenemos una línea un poco transversal orientada al estudio del rol de la microbiota, básicamente microbiota gastrointestinal, sobre aspectos de eficiencia, salud y comportamiento de los animales.
Una de vuestras actividades estrella o, por lo menos, por la cual sois más conocidos, son los Premios Porc d’Or.
Sí. Los premios se otorgan a partir de analizar los datos del BDporc, una base de datos de referencia de ámbito estatal sobre porcino con más de 30 años de historia, y de la cual nosotros llevamos la gestión. En el marco del BDporc reportamos regularmente a las empresas de producción porcina resultados e información de referencia con el objetivo que les sirva para hacer benchmarking y como apoyo para tomar decisiones. Dentro de este ámbito, cada vez más trabajamos en la transformación digital que permita incorporar más información en la base de datos y nuevas herramientas de análisis que permitan monitorizar adecuadamente la producción, la salud y la sostenibilidad de los sistemas de producción porcina.
El cambio climático ya es una realidad. ¿Cómo enfocáis vuestra investigación para hacerle frente?
El tema del cambio climático lo abordamos desde dos perspectivas. Una es contribuir a reducir la huella ambiental y por lo tanto el impacto de que la producción animal puede tener en el cambio climático. En este sentido, nuestra línea para mejorar la eficiencia alimentaria incide no sólo en utilizar los recursos de forma más eficiente, sino que también en reducir el impacto sobre el medio. También conducimos un grupo operativo para caracterizar la eficiencia y las emisiones de diferentes genéticas porcinas, y lo hacemos identificando estrategias y biomarcadores aplicables a la selección para sostenibilidad. La otra perspectiva es mirar de mitigar los efectos del cambio climático sobre los animales, por ejemplo seleccionando animales más resistentes al estrés por calor, una línea en que trabajábamos hace tiempo y que ahora probablemente reprenderemos.
¿Cómo crees que vuestra investigación contribuye a que nuestros sistemas sean más sostenibles y resilientes?
En la producción animal se aplica mucho el concepto de resiliencia. Los animales resilientes son aquellos que se recuperarán mejor y más rápidamente de cualquier problemática provocada por el estrés, el calor o las enfermedades. Nosotros trabajamos de varias formas. Desde la eficiencia alimentaria, con tal de que los animales se adapten mejor a los nuevos escenarios donde tendremos menos disponibilidad de recursos alimentarios. Así, el sistema será más sostenible y reduciremos las emisiones. También trabajamos la parte de la capacidad inmunitaria, mejorarla genéticamente porque pensamos que es una manera conjunta de trabajar la resiliencia, robustez y resistencia a enfermedades. Creo que nuestra investigación está muy orientada a la sostenibilidad y la resiliencia.
Supongo que hay grandes retos en producción animal, desde el punto de vista de vuestro programa
Brevemente, podemos decir que tenemos tres. Uno es el cambio climático tanto por cómo impacta en las poblaciones animales, como por la manera en que los animales impactan en el medio. Otro es la reducción del uso de antibióticos para la aparición, cada vez más, de resistencias; por esto, nosotros apostamos porque los animales sean más robustos y resistentes de forma innata. Otro gran reto es la transformación digital y cómo ésta puede contribuir a que la ganadería sea más eficiente y sostenible. Un escenario con una industria 4.0 aporta muchas maneras de obtener información de relevancia y de utilizarla para mejorar procesos, ofrecer indicadores y herramientas de apoyo a la toma de decisiones, e incluso, predicciones sobre aspectos productivos de sanidad animal o de sostenibilidad ambiental.
¿Hay algún éxito de tu programa del que te sientas especialmente orgullosa?
¡Sí, muchos! Y un poco ya los hemos ido comentando. Creo que poner en marcha las líneas de investigación sobre eficiencia, inmunocompetencia y la influencia de la microbiota ha sido todo un éxito. También el BDporc ha sido todo un caso de éxito y pionero en su momento. Es un proyecto de data sharing que proporciona información y herramientas al sector, y creo que es el embrión de una cosa mucho más potente que ahora queremos incroporar otros datos y aspectos de digital farming. Pero lo más gratificante es ver cómo el programa ha crecido a lo largo de los años en número de personas y en talento, en capacidad científicotécnica, en proyectos internacionales y en concertación con el sector. Nos hemos hecho grandes.