Desde hoy y hasta el viernes, dos centenares de expertos en genómica procedentes de varios puntos del planeta nos reunimos en Sant Feliu de Guíxols (Girona) para trabajar conjuntamente a favor de la resiliencia de la producción de plantas rosáceas ante los grandes desafíos globales, como el cambio climático o las nuevas plagas y enfermedades emergentes. Es en el marco de la duodécima edición del congreso Rosaceae, organizado en esta ocasión por profesionales del IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias) y del Centro de Investigación en Agrigenómica (CRAG).
Las rosáceas son una gran familia de plantas que incluyen desde las ornamentales, como los rosales, hasta las de frutas comestibles, como los manzanos, los melocotoneros o las freseras, pasando por plantas silvestres como la iniesta. Muchas de ellas comparten características genéticas, por lo que los avances que se realizan en un punto de planeta para una especie concreta pueden aplicarse a otras especies de otros lugares del mundo.
El propósito del congreso es compartir este conocimiento, que en las últimas dos décadas ha vivido una revolución gracias a las nuevas tecnologías digitales, las cuales hoy permiten secuenciar genomas completos a gran velocidad, lo que a principios del siglo XXI era imposible.
Como explica la jefa del programa de Genómica y biotecnología del IRTA, Mª José Aranzana, “hace veinte años, cuando se organizó el primer congreso, ya nos hacíamos preguntas sobre los grandes retos globales, como por ejemplo cómo se pueden adaptar estas plantas al frío o al calor, o cómo conseguir que sean más resistentes a plagas como el oídium, y hoy disponemos de una gran cantidad de información que debemos aplicar con una con una mayor colaboración”.
La investigadora, experta en genómica de rosáceas, preside la comisión organizadora del congreso junto con el también investigador del IRTA y el CRAG Iban Eduardo.
A lo largo de los cuatro días que va a durar el congreso, los científicos y científicas compartiremos nuestros conocimientos en distintos ámbitos. Uno de ellos es la pangenómica, que hace referencia a la diversidad genética dentro de una misma especie. Se trata de una información importante para favorecer la biodiversidad, la cual se ha ido perdiendo durante la domesticación de las especies y a lo largo de décadas de selección en los programas de mejora. "Existen especies silvestres que tienen características genómicas diferenciales y que pueden estar en riesgo, y es importante conocerlas para conservarlas y porque pueden ayudarnos a encontrar soluciones a los nuevos retos", explica Aranzana.
También, sumaremos experiencia en el ámbito de la resistencia de las plantas rosáceas a estreses bióticos, como las plagas o enfermedades, y abióticos, como la carencia de agua o las altas temperaturas. "Queremos saber por qué unas plantas son más resistentes y poder transferir sus características a nuevos cultivos", detalla la coorganizadora del congreso.
Por último, abordaremos la reproducción de las plantas para obtener nuevas variedades con los cruces genéticos clásicos y también con técnicas de edición genética como la conocida CRISPR, que Europa todavía no ha autorizado. Asimismo, hablaremos de la genómica de la estructura de las plantas y de la calidad de las frutas.
Jefa del programa Genómica y biotecnología / Investigadora en Genómica de rosáceas