El IRTA consigue reducir casi por completo las emisiones de amoníaco de las balsas de purines haciéndolas más ácidas
El proyecto ACIDEMO demuestra la eficacia de esta técnica, que se lleva a cabo aplicando ácido sulfúrico
Los investigadores quieren contribuir así a la sostenibilidad y el cumplimiento de las nuevas obligaciones establecidas por la Generalitat
El sistema agrario produce más del 90% de las emisiones de amoníaco volatilizado (NH3) a la atmósfera, y la mayor parte provienen de la gestión y el almacenamiento de las deyecciones ganaderas, cuando el nitrógeno que contienen se transforma en gas. El amoníaco no es directamente un gas de efecto invernadero, pero cuando entra en contacto con otros elementos de la atmósfera sí que tiene un importante poder contaminante. En este sentido, desde el 2019 un decreto de la Generalitat regula progresivamente la implantación de medidas para reducir la contaminación fruto de las deyecciones. Ahora, investigadores del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA) han dado un paso adelante para ayudar agricultores y ganaderos a reducir las emisiones de NH3 y adaptarse a la normativa. Se trata de acidificar las balsas donde se almacenan los purines. Y los resultados son claros: esta técnica reduce casi por completo las emisiones de amoníaco.
En el marco del proyecto ACIDEMO, los investigadores de la IRTA, encabezados por August Bonmatí Blasi, del programa de Sostenibilidad en biosistemas, han probado los últimos dos años un prototipo de acidificación de purines en una balsa de cinco metros cúbicos situada a las instalaciones de la IRTA de Torre Marimon y han comparado qué pasaba con relación a otra balsa de purines sin acidificar a la misma ubicación. El resultado ha estado que las emisiones de amoníaco de la balsa acidificada han sido un 97-99% inferiores.
“La acidificación del purín es una de las mejores técnicas disponibles aceptadas para mitigar las emisiones de amoníaco en el almacenamiento y ahora hemos confirmado que es eficaz en balsas de almacenamiento”, resalta Bonmatí. De hecho, no se trata solo de evitar que el nitrógeno se volatilice, sino que es importante que se conserve al purín para poderlo proporcionar en los campos como fertilizante.
También, reducción del metano
ACIDEMO ha comportado tres ensayos: uno en periodo de verano, uno de otoño y uno de invierno-primavera, para determinar el efecto de la temperatura sobre la emisión de gases. En cada experimento se han mesurado de forma periódica las emisiones mediante un sensor de amoníaco y una campana dinámica. Igualmente, se han monitorizado los datos ambientales, la temperatura y la dirección y la velocidad del viento. Y la acidificación ha supuesto, también, la reducción de entre un 65 y un 78% de las emisiones de metano, uno de los principales gases de efecto invernadero, junto con el dióxido de carbono y el óxido de nitrógeno.
Impacto a tres niveles
Así pues, “El proyecto ACIDEMO quiere adaptarse al nuevo modelo de fertilización establecido por el Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, que determina nuevas obligaciones en la gestión de las deyecciones, algunas de las cuales ya son vigentes, y que implican un cambio en el actual modelo de gestión. Los resultados que hemos obtenido tienen un importante impacto en el ámbito ganadero, agrícola y medioambiental y facilitarán la adaptación progresiva del sector a las nuevas exigencias legales”, subraya por su parte Miriam Cerrillo, investigadora también del programa de Sostenibilidad en biosistemas.
De hecho, ahora los expertos de la IRTA esperan que los bonos resultados obtenidos impulsen la adopción de esta técnica a las explotaciones ganaderas como alternativa a la cobertura de balsas. “Actualmente, la tecnología necesaria para implantar el sistema ya se encuentra disponible en el mercado catalán y estamos a punto para contribuir a extenderla”, concluye Bonmatí.
Para mayor información sobre el proyecto, consultáis este enlace de RuralCat.
Actividad financiada a través de la Operación 01.02.01 de Transferencia Tecnológica del Programa de desarrollo rural de Cataluña 2014-2022.