Actualmente, la mosca del olivo (Bactrocera oleae) es el principal problema fitosanitario del sector oleícola catalán. La plaga causa daños importantes al rendimiento de los cultivos y puede alterar el sabor final del aceite. El tratamiento con plaguicidas, sin embargo, puede todavía reducir más la calidad del producto y ser poco sostenible.
Por ello el Grupo Operativo «Proyecto piloto innovador para la lucha contra la mosca del olivo» trabaja desde 2017 en estrategias de lucha contra esta plaga combinando diferentes métodos de control alternativos a los tratamientos aéreos y respetuosos con el medio ambiente. El proyecto cuenta con el apoyo científico del IRTA.
En el proyecto se ha evaluado la eficacia del método de captura masiva en cinco zonas oleícolas y cinco variedades de aceituna diferentes, y se ha determinado la densidad óptima de trampas según las zonas y variedades. Esta estrategia se ha combinado con la aplicación de caolín, tierra de diatomeas, Beauveria bassiana y spinosad.
Los resultados del proyecto muestran la efectividad del método de captura masiva como alternativa a los tratamientos aéreos, porque supone una reducción significativa de las poblaciones de la mosca del olivo en campo. Sin embargo, en ninguna de las zonas ensayadas esta técnica por sí sola ha ofrecido suficiente eficacia, por lo que ha sido necesario realizar tratamientos de apoyo en determinados momentos. Los resultados obtenidos también ponen de manifiesto mucha variabilidad según el año, la zona y la variedad de olivo.
El reto del control de la mosca del olivo es doble. «Se ha de conseguir una mayor eficacia con un coste menor», señala Maite Martínez, investigadora del IRTA en el Programa de Protección Vegetal Sostenible. «Es por ello que hay que afinar y trabajar más la eficacia, y orientar los trabajos hacia la mejora de los atrayentes para capturar la mosca del olivo, así como aplicar densidades de trampas en función de los resultados y costes», concluye.
La captura masiva se ha basado en la utilización de trampas con un cebo alimentario de tipo seco, que es más cómodo de usar que el líquido y que, además, dura toda la campaña. En función de la zona y de la variedad, se han puesto diferentes densidades de trampas por hectárea para valorar cuál sería la densidad óptima. En todas las zonas optó por una densidad de trampas de 20, 40 o 80 trampas/ha, con la excepción de la DOP Les Garrigues donde, al presentar menos problemas con la mosca del olivo, se optó por una densidad de 10, 20 y 40 trampas/ha.
En el proyecto han participado 5 cooperativas coordinadas por la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña, y que representan las 5 Denominaciones de Origen Protegido de aceite que hay en Cataluña. Son la cooperativa Agrícola del Campo y Sección de Crédito de Santa Bárbara (DOP Bajo Ebro Montsià), Unión Cooperativa Alimentaria (DOP Siurana), Agrícola San Isidro de la Fatarella (DOP Terra Alta), Empordàlia (DOP Empordà) y Frutos Secos de las Garrigues (DOP Les Garrigues).
Las pruebas se han realizado durante las campañas 2017, 2018 y 2019. En el caso de la DOP Baix Ebre y Montsià se ha escogido una finca con las variedades Morruda y Sevillenca. En cuanto a la variedad Arbequina, los ensayos se han realizado en una finca de la DOP Siurana y en otra de la DOP Les Garrigues. También, en una finca de la variedad Empeltre de la DOP Terra Alta y, en otra de la variedad Argudell perteneciente a la DOP Empordà.
«Proyecto piloto innovador para la lucha contra la mosca del olivo» ha recibido la ayuda del Departamento de Agricultura de la Generalitat, a través de la línea de Grupos Operativos para la Innovación con fondos europeos en el marco de la Asociación Europea para la Innovación (AEI.AGRI). Este proyecto ha sido financiado a través de la Operación 01.16.01 (Cooperación para la innovación) a través del Programa de desarrollo rural de Cataluña 2014-2020 según Orden ARP / 133/2017, de 21 de junio, y Resolución ARP / 1282/2018, de 8 de junio, por la que se convocan las correspondientes a 2018.