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12/03/2018

El investigador Chema Gil participa en un programa sobre desperdicio alimentario en Betevé

Según la FAO, una tercera parte de los productos para consumo humano acaban destinándose a otros fines. El 22% del consumo de agua se emplea en usos que no están relacionados con la producción de alimentos. En Barcelona, la Agencia Catalana de Residuos y la UAB calcularon que se malgastaban en torno a 34 kg de alimentos por persona al año. El CREDA-UPC-IRTA hizo un estudio posteriormente en el que preguntó a la gente si malgastaba 34 kg de comida al año. La mayoría contestó que no. Al ser preguntados si tiraban 90 gramos al día, que equivalen a 34 kg al año, respondieron que sí. Tal como ha explicado el director del CREDA-UPC-IRTA, Chema Gil, en una entrevista en Betevé, las cifras del malgasto de alimentos son muy diversas y difíciles de cuantificar. Cada intento de medir la cantidad modifica el comportamiento del consumidor. “Si le dices a alguien que a partir de ahora vigilarás lo que tira a la basura, se comportará de manera diferente a como lo hacía habitualmente”, ha argüido Gil.

El CREDA está inmerso en proyectos que pretenden tomar el pulso a la sociedad para ver si está dispuesta a aceptar determinados cambios. Preparan un estudio en el que esperan colaborar con el ayuntamiento de Barcelona para ver hasta qué punto los padres estarían dispuestos a que en los comedores escolares se aprovecharan alimentos desperdiciados, que son “perfectamente sanos”, según Gil. Otro proyecto consiste en esterilizar los alimentos desperdiciados por hoteles y restaurantes para darlo como pienso a los animales para producir carne. Esta práctica está prohibida en Europa, pero en Japón se ha llevado a cabo con éxito. “Solo queremos ver la predisposición del consumidor a aceptar estas propuestas”, ha aclarado Gil.

Podéis consultar la entrevista a partir del minuto 9:10 y 19:47.