Desplegar menú lateral
19/12/2024

“Trabajamos con una especie de Tinder de cerdos para que las siguientes generaciones sean más resistentes”

Teo Jové Juncà IRTA
Teo Jové en la oficina desde la que investiga, en el IRTA Torre Marimon.

El investigador Teo Jové Juncà tiene 26 años, estudió Biotecnología en la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y después realizó un máster en Mejora genética animal y biotecnología de la reproducción. A raíz del máster, decidió sumergirse en un doctorado que ahora está a punto de terminar en el marco del programa de Genética y Mejora animal del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA). El pasado 9 de diciembre, Jové, junto con diecisiete compañeros y compañeras que también están terminando sus tesis doctorales en el IRTA, presentó el trabajo realizado hasta ahora en el auditorio de Torre Marimon. Y fue reconocido por los investigadores e investigadoras asistentes como la persona que había llevado a cabo la mejor presentación. Hemos aprovechado para entrevistarle.

Felicidades por el reconocimiento. ¿Cómo lo has vivido?
Cuando salieron los resultados de las votaciones, tardé un buen rato en digerirlo. Estoy muy contento. El premio es muy grande: una publicación en acceso abierto. Esto significa que la revista científica donde se publique mi artículo no sacará beneficio vendiendo su acceso, sino que el IRTA pagará el beneficio que la revista esperaría obtener.

¿Cómo si fuera un publirreportaje de un periódico?
Más o menos, pero no exactamente, porque para publicarlo en abierto en una revista científica debes pasar por todas las revisiones que se necesitan.

En definitiva, podrás difundir un artículo de tu tesis como primer autor y cualquier persona de cualquier lugar del mundo podrá acceder a él.
El acceso abierto quiere quitar barreras a la ciencia. Muchas revistas esconden la investigación que publican tras un muro de pago. De hecho, actualmente muchas convocatorias públicas de financiación ya te obligan a publicar en acceso abierto.

“El acceso abierto quiere quitar barreras a la ciencia. Muchas revistas esconden la investigación que publican tras un muro de pago”

Mientras no se publique tu artículo, ¿nos puedes explicar de forma sencilla de qué va tu tesis doctoral? En la presentación hablabas de la sangre de los cerdos.
Cuando nos realizan una analítica de sangre, después podemos ver un informe con todos los resultados. Nosotros estamos haciendo esto con la sangre de los cerdos. Miramos con detenimiento algunas células de defensa para ver la capacidad que tienen de comerse elementos que pueden ser peligrosos para la salud de los cerdos. Pero no solo miramos células, sino también hormonas relacionadas con los niveles de estrés, u otros elementos, como el hierro o las plaquetas, que pueden estar ligados a la inmunidad. En resumen, estamos mirando todos los parámetros de la analítica de la sangre, algunos de ellos con más detalle, y queremos relacionar esto con la genética del cerdo para ver cómo los condiciona.

¿Nos puedes poner un ejemplo?
Cerdos que tienen una mutación concreta en el ADN tienen menos hormona cortisol, que es una hormona de estrés.

Jové, el 9 de diciembre, presentando a los compañeros y compañeras el estado de su tesis doctoral.

Y no solo miráis el ADN, sino que estudiáis cómo este código se traduce en características concretas.
La expresión genética.

¿Es lo mismo que la epigenética?
No exactamente. Si me permites una pequeña clase de Biología…

¡Por supuesto!
En nuestro cuerpo tenemos el ADN, que es como un libro con las instrucciones para poder crear y hacer funcionar todas las partes del organismo. Es un material muy preciado para las células, y está protegido en su interior, en el núcleo. El ADN contiene todas las posibilidades: permite que la célula sea desde una neurona a una célula muscular. Entonces, para que la información que hay en el ADN viaje desde el núcleo hacia la parte de las células donde se leerá y actuará, hay un mensajero llamado ARN, que es una pequeña copia temporal de alguna parte del libro. Así pues, es muy importante entender qué partes se están copiando o, dicho de otro modo, expresando, ya que cada célula solo copia y envía hacia fuera lo que ella considera apropiado en ese momento. Y esto es lo que nosotros estamos estudiando.

(…)
Por el contrario, la epigenética no son copias, sino una especie de post-its y subrayados que hay en el ADN, en el libro, dentro del núcleo de la célula, y que dicen: esto lo borro porque no funciona; esto es importante, lo subrayo en fluorescente y haz más. La epigenética le dice a la célula qué es importante de todo el libro y, de acuerdo con esto, se realizan las copias de ARN que salen fuera del núcleo. Y nosotros estamos leyendo estas copias temporales que están saliendo afuera.

¿Con qué cerdos lo estáis haciendo?
Colaboramos con una empresa gerundense, Selección Batallé. Ellos tienen una línea de cerdos de una raza llamada Duroc. Son cerdos que tienen muchos rasgos de calidad de los ibéricos manteniendo al mismo tiempo un buen ritmo productivo y de crecimiento que hacen que sean asequibles para el público general. Batallé tiene este tipo de cerdos y los cruza con otras razas para terminar haciendo un producto comercial bueno. En nuestro caso, hemos mirado la sangre de la raza pura Duroc.

Y todo esto, ¿para qué?
Nuestro objetivo final es estudiar todas estas características de la sangre, relacionarlo con la inmunidad para ver qué mutaciones o variantes genéticas causan cambios y, basándonos en ello, realizar un programa de selección de cerdos. Siempre digo que nuestro grupo de investigación lleva una especie de Tinder de cerdos. Porque, sabiendo qué perfil tiene cada uno, queremos que se emparejen de modo que las siguientes generaciones sean más robustas. Es decir, que los cerdos sean más resistentes a enfermedades, estreses o cambios en el ambiente.

Tanto los cerdos como los lechones, ¿verdad?
Sí. Queremos descubrir qué mutaciones y marcadores genéticos controlan que un cerdo sea más o menos robusto, y jugar con el cruce de cerdos para maximizar los animales más resistentes. Recientemente, la Unión Europea ha prohibido el uso preventivo de antibióticos en estos animales y necesitamos asegurarnos de que serán lo suficientemente robustos para no contagiarse o superar bien un resfriado.

“Queremos descubrir qué mutaciones y marcadores genéticos controlan que un cerdo sea más o menos robusto”

¿Ya habéis podido contribuir a que haya mejoras en las granjas?
Hasta ahora hemos detectado varias variantes genéticas muy prometedoras que hacen más robustos a los animales. Batallé ya lo está introduciendo en sus sistemas de selección. Son unos primeros resultados y estamos a la espera de ver cómo ha ido.

¿Vuestras investigaciones podrían aplicarse en salud humana?
El cerdo se utiliza como modelo de investigación para la salud humana. Es posible que, todo lo que encontramos investigando con cerdos, sea igual en salud humana, pero debería volver a validarse. Por ejemplo: publicamos un artículo científico sobre una de las variantes genéticas de las que hablaba y, prácticamente en el mismo momento, se publicó que, en la misma región genómica de los humanos, también existe un regulador que podría estar implicado en enfermedades cardiovasculares.

Desde que aterrizaste en el IRTA, en paralelo a tu tesis, has participado como autor en varios artículos científicos, todos relacionados con las características genéticas de los cerdos y con su inmunidad o alimentación. Todo ello en el marco del programa de Genética y Mejora Animal.
Como comentaba antes, llevamos una especie de Tinder de animales. Hacemos de Celestina con la cría selectiva y esperamos que haya beneficios en las generaciones futuras.

¿Solo en cerdos?
Nuestro grupo trabaja también con conejos y hay compañeros que están explorando la microbiota de rumiantes.

Jové, con las compañeras y compañeros del programa de Genética y mejora animal del IRTA.

Una de las características que tiene el IRTA es que la investigación es muy aterrizada, que hay mucho contacto con el sector. ¿Es un aliciente?
Totalmente. Nuestro grupo lleva una base de datos, BDPorc, en la que hay productores de todo el Estado español. Colaboramos con ellos y esto nos ayuda a entender el sector de forma mucho más enfocada a sus necesidades. De esa red surgen muchas colaboraciones.

¿Cómo llegaste al IRTA?
En el máster que estudiaba había varios profesores del IRTA, me gustaba lo que explicaban y, cuando llegó el momento de escoger las prácticas, elegí venir aquí. Me gustó el ambiente, lo que se hacía y apliqué para el doctorado.

Sin beca es complicado hacer un doctorado, ¿verdad?
El doctorado es burocráticamente incómodo porque es una mezcla entre ser trabajador y estudiante. A veces recibes lo mejor y a veces lo peor de ambos mundos. Estás en una especie de limbo. Quieres progresar en tu formación y sacarte una titulación, pero lo haces como trabajador y como investigador con supervisión. Un doctorado es como unas prácticas de empresa muy largas y no se requiere que te paguen. Y aquí es donde entran las becas, sin las cuales un doctorado en ciencia es muy difícil. En mi caso, el IRTA me dio una beca y tengo una situación más regular que muchos compañeros y compañeras.

¿Cómo es tu día a día?
Mi doctorado va, sobre todo, de analizar datos, porque durante mi tesina de máster ya generé todos los datos de expresión genética en el laboratorio. Un 80% de mi trabajo es estar en el despacho con los ordenadores y herramientas de análisis. En cambio, ¡hay doctorandos que prácticamente viven en los laboratorios!

¿Cuánto te falta, para terminar el doctorado?
Debo terminarlo en el 2025, aunque mi grupo me ha hecho una extensión para alargar un poco más mi investigación y enriquecer la tesis. Esto, después, se valorará en el mercado laboral o en el ámbito académico. Lo que está claro es que, si terminas el doctorado, es porque te alimentas más de pasión que de dinero o de perspectivas laborales.

“Si terminas el doctorado, es porque te alimentas más de pasión que de dinero o de perspectivas laborales”

¿Qué te gustaría hacer después?
Siempre me ha gustado mucho el mundo académico. Me gustaría hacer de profesor. Mi ruta ideal sería hacer un posdoc internacional, algo necesario para poder dar clases en la universidad. Pero no descarto ninguna opción laboral, ni en empresas ni en centros de investigación. La vida da muchas vueltas. De momento, me lo paso muy bien investigando.

Hablando de futuro. Estamos en un momento en que se habla mucho de la sostenibilidad de la producción de alimentos de animales terrestres y estamos en un territorio en el que se produce una gran cantidad de carne de cerdo, mucha de ella para exportar. Al mismo tiempo, la sociedad tiene cada vez mayor conciencia sobre el bienestar animal. ¿Cómo crees que va a evolucionar la producción y el consumo de alimentos de origen animal?
Estamos progresando en la sostenibilidad, la eficiencia en la producción y la mejora del bienestar animal. Estamos haciendo grandes avances. Con los compañeros de bienestar animal colaboramos en monitorear genéticamente el estrés. Con los compañeros de nutrición estudiamos la eficiencia para que no se generen gastos innecesarios. Tenemos a compañeros que estudian los marcadores genéticos de la composición química de la carne, por ejemplo la composición en grasas… Y yo considero que, en el futuro, la producción animal tenderá más a priorizar la calidad que la cantidad. Ya hay muchas personas que piden esto: animales que hayan vivido en muy buenas condiciones y que nos den alimentos de mayor calidad y de manera más eficiente.

El IRTA puede tener un papel importante.
Sí.